miércoles, 30 de abril de 2014

La Rosa y el Principito

FRAGMENTOS Y PENSAMIENTOS…
La Rosa:
Personaje que nos pone de manifiesto el amor del principito, la Rosa no es una flor cualquiera, es su amor, es espléndida, es magnífica entre otras muchas, es única en su “planeta”. Ha habido otras, pero ésta es la que ha “florecido” y perdura, es la metáfora de la mujer que ama, que se ha quedado para siempre en su corazón. Bonita, huele bien, perfecta y, al mismo tiempo, llena de imperfecciones; es frágil, hay que cuidarla, mimarla, estar siempre atento; además es orgullosa, es vanidosa, egoísta y mentirosa. Aun así es su flor, única entre otras. Pone de manifiesto la inocencia del principito, su inexperiencia. Responsable de la huida del principito por crearle una gran confusión con su forma de hacer y/o decir las cosas.[8]
……Aprendí bien pronto a conocer mejor esta flor. Siempre había habido en el planeta del principito flores muy simples adornadas con una sola fila de pétalos que apenas ocupaban sitio y a nadie molestaban. Aparecían entre la hierba una mañana y por la tarde se extinguían.
Pero aquella había germinado un día de una semilla llegada de quién sabe dónde, y el principito había vigilado cuidadosamente desde el primer día aquella ramita tan diferente de las que él conocía. Podía ser una nueva especie de Baobab. Pero el arbusto cesó pronto de crecer y comenzó a echar su flor. El principito observó el crecimiento de un enorme capullo y tenía le convencimiento de que habría de salir de allí una aparición milagrosa; pero la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de su envoltura verde.

Elegía con cuidado sus colores, se vestía lentamente y se ajustaba uno a uno sus pétalos. No quería salir ya ajada como las amapolas; quería aparecer en todo el esplendor de su belleza. ¡Ah, era muy coqueta aquella flor! Su misteriosa preparación duraba días y días. Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró espléndida.
La flor, que había trabajado con tanta precisión, dijo bostezando:
-¡Ah, perdóname… apenas acabo de despertarme… estoy toda despeinada…!
El principito no pudo contener su admiración:
-¡Qué hermosa eres!
-¿Verdad? -respondió dulcemente la flor-. He nacido al mismo tiempo que el sol.
(ASUMO QUE ELLA SE SIENTE HERMOSA CUANDO EL LA MIRA…)

El principito adivinó exactamente que ella no era muy modesta ciertamente, pero ¡era tan conmovedora!
“Yo no debía hacerle caso -me confesó un día el principito- nunca hay que hacer caso a las flores, basta con mirarlas y olerlas. Mi flor embalsamaba el planeta, pero yo no sabía gozar con eso… Aquella historia de garra y tigres que tanto me molestó, hubiera debido enternecerme”.

Y me contó todavía:
“¡No supe comprender nada entonces! Debí juzgarla por sus actos y no por sus palabras. ¡La flor perfumaba e iluminaba mi vida y jamás debí huir de allí! ¡No supe adivinar la ternura que ocultaban sus pobres astucias! ¡Son tan contradictorias las flores! Pero yo era demasiado joven para saber amarla”.

El principito arrancó también con un poco de melancolía los últimos brotes de baobabs. Creía que no iba a volver nunca. Pero todos aquellos trabajos le parecieron aquella mañana extremadamente dulces.
Y cuando regó por última vez la flor y se dispuso a ponerla al abrigo del fanal, sintió ganas de llorar.
-Adiós -le dijo a la flor. Esta no respondió. ( asumo que el dolor la embargaba,…)
-Adiós -repitió el principito.
La flor tosió, pero no porque estuviera resfriada.
-He sido una tonta -le dijo al fin la flor-.
 Perdóname. Procura ser feliz.
La flor no quería que la viese llorar : era tan orgullosa…
-Si yo tengo una bufanda, puedo ponérmela al cuello y llevármela. Si soy dueño de una flor, puedo cortarla y llevármela también. ¡Pero tú no puedes llevarte las estrellas!
-Yo -dijo aún- tengo una flor a la que riego todos los días; poseo tres volcanes a los que deshollino todas las semanas, pues también me ocupo del que está extinguido; nunca se sabe lo que puede ocurrir. Es útil, pues, para mis volcanes y para mi flor que yo las posea.
Pero tú, tú no eres nada útil para las estrellas…
“Este hombre,(el farolero) quizás, es absurdo. Sin embargo, es menos absurdo que el rey, el vanidoso, el hombre de negocios y el bebedor. Su trabajo, al menos, tiene sentido. Cuando enciende su farol, es igual que si hiciera nacer una estrella más o una flor y cuando lo apaga hace dormir a la flor o a la estrella. Es una ocupación muy bonita y por ser bonita es verdaderamente útil”.
-Tengo también una flor.
-De las flores no tomamos nota.
-¿Por qué? ¡Son lo más bonito!
-Porque las flores son efímeras.
-¿Qué significa “efímera”?
-Las geografías -dijo el geógrafo- son los libros más preciados e interesantes; nunca pasan de moda. Es muy raro que una montaña cambie de sitio o que un océano quede sin agua. Los geógrafos escribimos sobre cosas eternas.
-Pero los volcanes extinguidos pueden despertarse -interrumpió el principito-. ¿Qué significa “efímera”?
-Que los volcanes estén o no en actividad es igual para nosotros. Lo interesante es la montaña que nunca cambia.
-Pero, ¿qué significa “efímera”? -repitió el principito que en su vida había renunciado a una pregunta una vez formulada.
-Significa que está amenazado de próxima desaparición.
-¿Mi flor está amenazada de desaparecer próximamente?
-Indudablemente.
“Mi flor es efímera -se dijo el principito- y no tiene más que cuatro espinas para defenderse contra el mundo. ¡Y la he dejado allá sola en mi casa!” Por primera vez se arrepintió de haber dejado su planeta, pero bien pronto recobró su valor.
El principito atravesó el desierto en el que sólo encontró una flor de tres pétalos, una flor de nada.
-¡Buenos días! -dijo el principito.
-¡Buenos días! -dijo la flor.
-¿Dónde están los hombres? -preguntó cortésmente el principito.
La flor, un día, había visto pasar una caravana.
-¿Los hombres? No existen más que seis o siete, me parece.
Los he visto hace ya años y nunca se sabe dónde encontrarlos. El viento los pasea. Les faltan las raíces. Esto les molesta.
-Adiós -dijo el principito.
-Adiós -dijo la flor.
Pero sucedió que el principito, habiendo atravesado arenas, rocas y nieves, descubrió finalmente un camino. Y los caminos llevan siempre a la morada de los hombres.
-¡Buenos días! -dijo.
Era un jardín cuajado de rosas.
-¡Buenos días! -dijeran las rosas.
El principito las miró. ¡Todas se parecían tanto a su flor!
-¿Quiénes son ustedes? -les preguntó estupefacto.
-Somos las rosas -respondieron éstas.
-¡Ah! -exclamó el principito.
Y se sintió muy desgraciado.
 Su flor le había dicho que era la única de su especie en todo el universo.
¡Y ahora tenía ante sus ojos más de cinco mil .todas semejantes, en un solo jardín! Si ella viese todo esto,
se decía el principito, se sentiría vejada, tosería muchísimo y simularía morir para escapar al ridículo.
Y yo tendría que fingirle cuidados, pues sería capaz de dejarse morir verdaderamente para humillarme a mí también… “
Y luego continuó diciéndose: “Me creía rico con una flor única y resulta que no tengo más que una rosa ordinaria…
Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor… creo que ella me ha domesticado…
-Es posible -concedió el zorro-, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.
-¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el principito.
…..…..
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
………El principito fue a ver nuevamente a las rosas:
(ahí se dio cuenta… aunque dentro de su corazón hace mucho lo sabia..)
- Ustedes no son de ningún modo parecidas a mi rosa, ustedes no son nada aún – les dijo. – Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más que un zorro parecido a cien mil otros. Pero me hice amigo de él, y ahora es único en el mundo.
Y las rosas estaban muy incómodas.
- Ustedes son bellas, pero están vacías – agregó. –
No se puede morir por ustedes.
Seguramente, cualquiera que pase creería que mi rosa se les parece.
Pero ella sola es más importante que todas ustedes, puesto que es ella a quien he regado.
(esta es la esencia….)
Puesto que es ella a quien abrigué bajo el globo.
Puesto que es ella a quien protegí con la pantalla.
 Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres para las mariposas).
Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o incluso a veces callarse.
Puesto que es mi rosa.
Y volvió con el zorro: Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa…
-Yo soy responsable de mi rosa…
-repitió el principito a fin de recordarlo
Los hombres de tu tierra -dijo el principito- cultivan cinco mil rosas en un jardín y no encuentran lo que buscan.
-No lo encuentran nunca -le respondí.
-Es lo mismo que la flor. Si te gusta una flor que habita en una estrella, es muy dulce mirar al cielo por la noche.
Todas las estrellas han florecido.
-¿Sabes?… mi flor… soy responsable… ¡y ella es tan débil y tan inocente!
 Sólo tiene cuatro espinas para defenderse contra todo el mundo…
Pero sucede algo extraordinario.
AI bozal que dibujé para el principito se me olvidó añadirle la correa de cuero; no habrá podido atárselo al cordero.
Entonces me pregunto:
“¿Qué habrá sucedido en su planeta? Quizás el cordero se ha comido la flor…”
A veces me digo: “¡Seguro que no! El principito cubre la flor con su fanal todas las noches y vigila a su cordero”.
Entonces me siento dichoso y todas las estrellas ríen dulcemente.
Como sus labios entreabiertos esbozaron una sonrisa, me dije:
 “Lo que más me emociona de este principito dormido es su fidelidad a una flor,
( que no es mas que su verdadero y único amor…)
es la imagen de la rosa que resplandece en él como la llama de una lámpara, incluso cuando duerme… ” Y lo sentí más frágil aún.
Pensaba que a las lámparas hay que protegerlas: una racha de viento puede apagarlas…
Continué caminando y al rayar el alba descubrí el pozo.
- Adiós – dijo…
- Adiós – dijo el zorro. –
Aquí está mi secreto. Es muy simple:
sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
- Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.
- Es el tiempo que has perdido en tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante.
- Es el tiempo que he perdido en mi rosa… – dijo el principito a fin de recordarlo. es la devocion que le entregue…
- Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa…
- Soy responsable de mi rosa… – repitió el principito a fin de recordarlo.
………Fuente: Capítulo VII
“No se debe nunca escuchar a las flores. Sólo se las debe contemplar y oler. La mía perfumaba mi planeta, pero yo no era capaz de alegrarme de ello.”
“Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas.”
..llevar siempre nuestra rosa con nosotros cuando viajamos por este universo y que la rosa lleve a su príncipe en su interior a pesar de todo, es el verdadero desafío, ….
El Zorro enseña al Principito que AMAR requiere de paciencia, ritos y silencios que son las bases de la “domesticación”.
Para el querido Zorro ser domesticado era la expresión del amor.
Y para el Principito ese secreto estaba en esas pequeñas grandes cosas que hacía por su rosa: abrigarla por las noches con el biombo, cuidarla de las corrientes aire, matar esas molestas orugas, excepto esas tres que se hicieron mariposas…
 El había sido domesticado por su vanidosa Rosa que era tan frágil y orgullosa, a pesar de sus espinas.
 Y el mismo zorro le regaló el secreto que fue revelación para él: “No se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos…el tiempo que perdiste por tu rosa hace que ella sea tan importante”.
Entonces comprendió que su rosa era única en el Universo y que la amaba profundamente, por todo lo que era, a pesar de sus defectos.
Hoy tenemos que ser como el Principito y aprender a mirar corderos durmiendo en cajas y amar a la flor de todos los días……
y yo…SIGO AMANDO A MI PRINCIPITO…

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